Así quedó la cosa hasta... ¡hoy! Esta mañana, mientras miraba la guía para visitar más sitios de Corea, me he encontrado de bruces con un artículo que me ha sorprendido bastante. He aquí el título: "Radiotaxis acuáticos del Río Hanganng". Como os podéis imaginar, rompió todos mis esquemas de forma de transporte públicos existentes. Parece ser que en el río Hangang (el río que atraviesa Seúl) hay un servicio de radiotaxis disponibles para atravesar el río de este a oeste (no sé si pueden hacerlo al revés, no lo especifica). Están los que hacen trayectos cortos, que te cuesta unos 5.000 won y luego los regulares que son 2.900 won por kilómetro recorrido. Hay once paradas de taxis y sólo puedes cogerlo si los reservas previamente.

El tema este de los taxis acuáticos forma parte de una iniciativa del gobierno para recuperar el río y convertirlo en un sitio turístico más. El lema que han usado para esta iniciativa tiene su gracia: "hacer del río Han un lugar más accesible, más atractivo para visitar y más vibrante". Yo no sé cómo se puede vibrar en un río, pero ahí está en el lema escrito. Supongo que por algo será.
Ya me imagino a mi amigo que propuso los radiotaxis en aquella mítica conversación con su taza de colacao mañanero. Después de leer esta entrada posará la taza sobre su escritorio, se cruzará de brazos, mirará a la ventana, satisfecho, sonreirá levemente y, mientras asienta la cabeza con la gloria brillando en sus ojos glaucos, dirá: "Sí. Ya era hora de que se me reconociese, pardiez."
Palabra por palabra.
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