jueves, 29 de marzo de 2012

Vibrantes conversaciones

El problema de los embotellamiento es algo común en todas las ciudades del mundo. Ya aquí he visto por aquí varios que eran largos de narices. Y encontrar una solución al exceso de tráfico es complicado. Unas semanas antes de venirme para Corea tuve una apasionada charla al respecto con varios de mis buenos amigos mientras dábamos una vuelta por el paseo marítimo de Málaga. Tras unas arduas horas diciendo chorradas y en las que la palabra monorrail salió a la palestra una y otra vez, uno de los presentes tuvo una idea cuanto menos curiosa. Habló de abrir un servicio de radiotaxis a través de la costa. Agilizaría el tráfico y la gente podría disfrutar de un paseo por el mar todas las mañanas. Tal como lo explico tenía su lógica. Pero el monorrail era mucho monorrail para el otro así que al final, y para variar, no sacamos ninguna conclusión de tan fascinante charla. Como besugos.

Así quedó la cosa hasta... ¡hoy! Esta mañana, mientras miraba la guía para visitar más sitios de Corea, me he encontrado de bruces con un artículo que me ha sorprendido bastante. He aquí el título: "Radiotaxis acuáticos del Río Hanganng". Como os podéis imaginar, rompió todos mis esquemas de forma de transporte públicos existentes. Parece ser que en el río Hangang (el río que atraviesa Seúl) hay un servicio de radiotaxis disponibles para atravesar el río de este a oeste (no sé si pueden hacerlo al revés, no lo especifica). Están los que hacen trayectos cortos, que te cuesta unos 5.000 won y luego los regulares que son 2.900 won por kilómetro recorrido. Hay once paradas de taxis y sólo puedes cogerlo si los reservas previamente.



El tema este de los taxis acuáticos forma parte de una iniciativa del gobierno para recuperar el río y convertirlo en un sitio turístico más. El lema que han usado para esta iniciativa tiene su gracia: "hacer del río Han un lugar más accesible, más atractivo para visitar y más vibrante". Yo no sé cómo se puede vibrar en un río, pero ahí está en el lema escrito. Supongo que por algo será.

Ya me imagino a mi amigo que propuso los radiotaxis en aquella mítica conversación con su taza de colacao mañanero. Después de leer esta entrada posará la taza sobre su escritorio, se cruzará de brazos, mirará a la ventana, satisfecho, sonreirá levemente y, mientras asienta la cabeza con la gloria brillando en sus ojos glaucos, dirá: "Sí. Ya era hora de que se me reconociese, pardiez."

Palabra por palabra.

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