jueves, 12 de abril de 2012

Un tour por Gyeongbokgung

Confieso que esta entrada debería haberlo escrito antes. Concretamente hace un mes. Lo dejé en la despensa con la intención de escribirlo tranquilamente, pero ya no lo retraso más. Gyeongbokgung (si creéis que es difícil leerlo, imaginaos escribirlo) se merece un hueco en este pequeño blog.

Pero ¿qué es Gyeongbokgung? Pues es la que fue la casa de los reyes de Corea, los Joseon, que gobernaron este sitio durante unos 500 años. Casi na', oiga. Pero no es solo una "casa". Se trata de un conjunto de palacios, casas y parques que está dentro de un pedazo de recinto amurallado. Empezaron a construirlo en 1395 y luego los japoneses lo quemaron todo en 1592 (se ve que ya hacían amistosas visitas a Corea por aquel entonces). Cada edificio tenía su función. Habitaciones para los reyes, príncipes, sirvientes y visitantes; despachos para tratar las cuestiones del reino y, por supuesto, como buenos monarcas tenían sus habitaciones para resguardar del frío, del sol o de lo que fuere necesario a sus queridas concubinas.

Sin más dilación, empezamos. Gyeongbokgung tiene varias entradas, pero la principal (y la más espectacular) está justo detrás de la paternal estatua de oro gigante que veis en la foto:



Y está vigilada por la guardia real coreana y sus coloridos ropajes que te invitan a no meterte con ellos no vaya a ser que tengas problemas más serios.



Yo llegué justo en el momento que hicieron el cambio de guardia. Tras diez minutos de confusión y razonamiento (no sabía qué estaban haciendo tanta gente alrededor de la puerta), otros diez de lucha (tuve que hacerme un hueco entre tanta gente) y otros tantos para sacar la cámara, sólo pude sacar un par de fotos de cómo es la ceremonia. Por supuesto, ya conseguí hacerlo JUSTO cuando estaba acabando. Eso es suerte.



¡venga, a casita ya!

Independientemente de si encontráis o no con el cambio, lo primero que veréis nada más entrar será esto:



No, a ese chico tan guapete que sonríe no. Veréis otra pedazo de puerta. Tienen varias parecidas por cada recinto amurallado y son impresionantemente grandes. Además, todas están pintadas y decoradas y son geniales. Lamentablemente, mi cámara ha decidido esconderlas en algún lugar que desconozco y no las encuentro. Qué sentido de humor tiene la jodida.

Pero sí conseguí hacer fotos de los palacios. Y de lo más espectacular, que son los techos de los palacios que están pintados con unos colores que molan mogollón. Aquí os dejo algunas para que os deleitéis un poco.







No os preocupéis que no todo van a ser techos. Aquí tenéis algunas de cómo son las casas por fuera y por dentro.









A parte de lo impresionante de Gyeongbokgung, este sitio está lleno de historia. Desde aquí se tomaban las decisiones para gobernar el reino, donde el rey Joseon (el más importante de la historia de Corea), junto a su grupo de sabios, creo el coreano actual (antiguamente era una lengua que no tenía escritura propia) y donde han ocurrido miles de historias como el asesinato de la emperatriz Myeongseong en 1895 por un agente japonés (en serio, lo de los japoneses hay que hacérselo mirar) y de demás cosas que ya iré descubriendo.

Espero que hayáis disfrutado de este pequeño tour por Gyeongbokgung (tiro la toalla, copio y pego el nombre porque es imposible de escribirlo). Volveré para poder disfrutar mejor de este sitio porque es enorme y me dejé muchas, muchas cosas detrás, entre ellos museos, jardines y más palacios así que si queréis otra vuelta por ahí hacedlo saber. Por supuesto, para la próxima me llevaré un par de cámaras, tarjetas de memoria y, si hace falta, una libreta para dibujar lo que vea y poder enseñarlo por aquí... bueno, depende de como quede.

¡Saludos!

P.D: no sé si estaréis muy al tanto de lo que sucede por aquí, pero ayer se celebraron elecciones en Corea. No he comentado nada porque no sé quienes son los de izquierda, derecha, verdes, rojos o los que sea, pero la noticia es que el electorado coreano ha votado sin importarle que el vecino de arriba se ponga a jugar con los cohetes. Es un claro reflejo de que Corea del Norte ya no supone esa gran amenaza que fue hace unos años. Por lo que, familia, si estáis leyendo esto, todo va bien por aquí.

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